
MUSEO CHILLIDA LEKU
La primera vez que visite este museo quede hipnotizada; no se si por su obra, el enclave y su entorno o por la explicación tan maravillosa que nos hizo el guía, para poder comprender lo que Eduardo Chillida quiso representar con cada una de sus esculturas o dibujos realizados.
La primera vez que visite este museo quede hipnotizada; no se si por su obra, el enclave y su entorno o por la explicación tan maravillosa que nos hizo el guía, para poder comprender lo que Eduardo Chillida quiso representar con cada una de sus esculturas o dibujos realizados.
Chillida Leku es la consecución de un sueño durante años anhelado por el autor: crear un espacio a la medida de su obra y donde ésta pueda ser permanentemente expuesta. De hecho, no es sólo un lugar para mostrar obras de arte, es un espacio escultórico en sí mismo, una obra más del autor donde se plasma de modo perfecto su visión de la forma, el espacio y el tiempo acumulado.
En sus diversos ámbitos, Chillida-Leku sorprende por la diversidad expresiva de las obras, su capacidad para representar los diferentes caminos emprendidos por el autor. Las preguntas de Chillida se convierten en respuestas en el recorrido del visitante, alimentado por un continuo aliento espiritual y un lirismo hipnótico.
La disposición de estas obras de grandes dimensiones, realizadas en su mayoría sobre hierros y granitos, en un paraje natural dominado por hayas, robles y magnolios crea un entorno natural mágico e irrepetible.
La luz es esencial, ya que nunca es la misma.
El caserío, de nombre Zabala, data del siglo XVI. Chillida en colaboración con el arquitecto Joaquín Montero lo vació casi todo y lo convirtió en una escultura mientras que el exterior ha permanecido fiel a lo que fue, con su escudo de armas. (extracto explicativo del folleto de 2001)